Rod dice que no planeó empezar a cantar estos clásicos norteamericanos, a los que llama “las más hermosas canciones jamás escritas”, sino que todo ocurrió por casualidad cuando hace 8 años su productor, Richard Perry, lo vio jugueteando con ellas y le dijo por qué no hacia un álbum.”Lo hice, se lo llevé a algunos sellos que no lo quisieron hasta que se lo mostré a Clive Davis y a él le fascinó. Y se vendieron ya 25 millones. Lo increíble es que hace 25 años mi voz no era lo suficientemente buena como para cantarlas”. En el medio de sus cinco volúmenes condensando la era dorada del pop grabó un álbum de rock y otro de soul y para el futuro asegura que se vienen uno de blues y otro de country. El único problema que encuentra es que no le resulta fácil hacer un tour mundial con sus Songbooks. “Intenté antes de ponerlas en el medio de un show de rock y no funciona.
Maggie May y ¿ Crees que soy sexy? no se pueden mezclar, no queda bien. Quizás algún día salga de gira solo con las canciones de mis Songbooks. Ya iré a la Argentina a mostrarlas. Pero todavía no le he encontrado la vuelta”, dice.
A diferencia de otros rockeros, a Rod le divierte que sus fans le sigan pidiendo sus hits. “Para mí, es un verdadero privilegio que el público quiera escuchar mis viejas canciones, especialmente porque muchas de ellas las escribí yo”. Se niega a elegir entre los géneros que lo han hecho mundialmente famoso antes y ahora -“es como tener que elegir entre dos hijos”- pero sí responde que Fly Me To The Moon y Moon River son sus canciones favoritas entre las 13 de su nuevo álbum. Y explica que no hay ninguna magia en la forma en que elige armar cada disco. “El 90 por ciento son canciones que han sido escritas en los ‘30 y los ‘40. Las escucho y de golpe aparece una que quiero cantar y la canto. Es tan simple como eso”.
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