"Siempre subo los escalones de a uno"

Quien no se haya dado cuenta de que la colorida tapa del último disco del bajista Daniel Maza es el interior de una bolsa para hacer las compras nunca ha estado en una feria. ¿Qué tiene que ver esto con la música? Según el bajista, su disco es como ir De feria . Porque todas esas canciones que cualquiera pudo haber escuchado en las más diversas circunstancias acá están todas juntas. De "Quando, Quando, Quando", de Toni Renis; "Quién lo diría", de Bobby Capó, y un éxito compuesto por Johnny Mandel (soundtrack de una película protagonizada por Elizabeth Taylor y Richard Burton en 1965) a un hit de Julieta Venegas y temas del propio Maza, que pincelan el bolero y el candombe.
De todo "como en feria". Y lejos de que suene a cocoliche, el músico supo darle su propio toque. Luego de algunas actuaciones que hizo meses atrás, se lo podrá escuchar nuevamente el viernes 22, en La Trastienda, con Guillermo Fernández, La Bomba de Tiempo y Alejandro Balbis como invitados.
Maza es convincente. Se le cree cuando toca y cuando habla con ese decir uruguayo que no perdió a pesar de los 27 años que lleva radicado en Buenos Aires. Se le cree; del mismo modo que le creyó el dueño de un taller de caños de escape, ese que además de darle trabajo puso el taller como garantía de un departamento en alquiler para que Maza tuviera dónde vivir cuando era un veinteañero que llegaba a Buenos Aires a ganarse la vida. Se le cree como le creyó el trompetista y conductor radial Gillespi, que un día le dijo: "Qué bueno tu disco, yo te lo edito", mientras nadie quería hacerlo. De ese disco, Música destilada ( el primer CD que tiene a Maza como protagonista), se vendieron cerca de 10.000 copias, cifra nada despreciable si se tiene en cuenta que se trata de una producción independiente.
"Sí, soy un sesionista que se convirtió en solista", dice Maza, que no reniega de nada; ni siquiera de sus años como músico de bailanta. Como suele decir, esos trabajos le "permitieron comer con aceite". Tocó en bailantas, fue sideman de artistas de primera línea, es convocado a proyectos como el Trío Fattoruso, se embarca en sus propias invenciones, que pueden mutar del candombe y la fusión al bolero, toda una herencia de familia.
"Me crié en una casa donde cualquier cosa era pretexto para una guitarreada. Y ahora, a veces mi mamá viene a cuidar a Mateo, mi hijo más chico, y por ahí le digo: «Cocinate algo». Y ella me contesta: «Traé la guitarra». Así empieza a cantar boleros y tangos viejos. Yo siempre digo que es una cantante doméstica. Porque siempre cantó, pero en casa: en asados, en cumpleaños. Le apasiona. Y cuando yo estaba grabando De feria , con mi mujer pensamos que ella tenía que estar en el disco. Le dije que iba a buscarle un tema, pero enseguida me dijo que quería cantar uno de [Alberto] Mastra. Se apareció en el estudio toda empilchada. Tiene 78 años y es superelegante. Nunca pensé que mi mamá grabaría en un disco mío. De hecho, yo nunca había pensado que grabaría discos míos. Yo subo los escalones de a uno".
Pero no se puede quejar. Se dio varios gustos con la música. Es posible que eso lo haya logrado al no renegar de lo que le tocó hacer. "Hay músicos que después del teatro piensan que no pueden volver a tocar al boliche. Yo quiero tocar todo el tiempo."