El rock se ha convertido en cosa de gente grande. Aquí estamos, ahora mismo, esperando la llegada de Paul McCartney, que el miércoles y jueves, en el estadio River, presentará un repertorio en el que predominan los temasbeatles y los de su primer tiempo solista, con apenas algunos temas de reciente cosecha. Mientras, también en las bateas se acumulan los regresos a los orígenes, la búsqueda de las fuentes o como quiera llamarse esta tendencia a mirar hacia atrás."Todas las canciones que me venían a la mente para este disco eran las que escuchaba cuando era chico. El álbum es como un exorcismo", dijo Clapton en una entrevista facilitada por su sello discográfico. Se refiere a su último trabajo, que lleva su nombre, Clapton (aunque sólo uno de los catorce temas tenga su firma). Y cuando el guitarrista dice "chico", quiere decir eso, un niño, de 7 u 8 años. "Las aprendí entonces y las puedo cantar de memoria; no tengo nada que aprender. Lo que me gustó de esta experiencia es que esos blues los estuve cantando en mi cabeza durante 60 años. Nunca me gustó la música para chicos. Me gusta la música de la gente grande; siempre fue así", confiesa el músico, que en estos últimos tiempos también se reunió con Jack Bruce y Ginger Barker para una breve resurrección de Cream, tocó con Steve Winwood (cantante de Blind Faith) y escribió su autobiografía que llamó también Clapton .También eligió mirar atrás, pero con los pies en el presente, Robert Plant. Claro que su relación con el pasado es peculiar, porque si sólo aceptó la reunión de Led Zeppelin en el homenaje a su antiguo manager y no quiso sumarse a la gira propuesta por sus ex compañeros, sí tituló a su nuevo disco (que se acaba de editar en la Argentina) Band of Joy , tal como su banda de los sesenta, anterior a Zepp, en la que ya tocaba con su amigo del alma, John Bonham. Aquel grupo, que combinaba folk con psicodelia, no dejó registro discográfico. Por eso, Plant intenta ahora contarnos cómo hubiera sido. Con temas propios, pero también ajenos (Los Lobos, Low, Richard Thompson,) el cantante de los rulos rubios viaja de Nashville (acompañado por Buddy Miles y Patty Griffin) a Londres.Una edición más se suma a esta "marcha atrás": Fly Me to the Moon , quinto volumen de Rod Stewart en su plan Great American Songook. Nada nuevo (no se trata de eso, está visto), pero su encantandora voz brilla otra vez al servicio de clásicos ("I´ve Got You Under My Skin", "My Foolish Heart", "September in the Rain" y "Moon River").
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